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By Melissa McCauley -March 2013
Introducción
La Teoría Relacional-Cultural (RCT) lleva las
relaciones al frente de la psicología humana. Examina la complejidad de las
relaciones humanas, utilizando conceptos de conexión y desconexión, además de
reconocer y explorar las implicaciones sociales de la teoría psicológica. El
aspecto cultural pone de relieve la influencia de diferencias culturales y de
poder más amplias sobre la calidad y la naturaleza de las relaciones y los
efectos posteriores sobre la coexistencia sana.[1] Este ensayo examinará la
lente relacional que la Teoría Relacional-Cultural presenta en el campo de la
psicología y las formas en que informa y se cruza con la transformación de
conflictos y la construcción de paz.
Antecedentes y supuestos
rectores
"La
conexión y la relación con los demás se consideran esenciales para la
comprensión del yo y para su creación y reconstrucción".[2]
La
Teoría Relacional-Cultural (RCT) se desarrolló junto con el creciente
movimiento feminista en psicología en la década de 1970. El desarrollo de la
teoría se puede acreditar a los esfuerzos de colaboración de un grupo de
mujeres psicólogas que trabajan en el Stone Center en Wellesley College,
incluidas Jean Baker Miller, Judith V. Jordan, Janet Surrey e Irene Stiver. El
enfoque del trabajo original del Stone Center estaba en las mujeres. En medio
de la creciente presión por la igualdad de las mujeres, exploraron la
experiencia de las mujeres viviendo en sistemas patriarcales opresivos,
específicamente en respuesta al contexto estadounidense de la época.[3]
El aspecto cultural de RCT fue una adición a la teoría
relacional concebida originalmente, lo que sugiere que las relaciones no pueden
aislarse de la cultura más amplia. Uno de los principios básicos de RCT es
nombrar los sistemas opresivos y dar voz a las poblaciones marginadas,
incluidos hombres y mujeres. Los psicólogos del Stone Center estaban motivados
por el deseo de llamar la atención sobre la influencia de los diferenciales de
poder sistémicos en la interrupción de la conexión tanto a nivel individual
como social.[4] El alcance de la teoría relacional, de esta manera, se extiende
más allá de las relaciones personales e íntimas, para considerar las
estructuras generales que dan forma a patrones relacionales más amplios. Un
objetivo subyacente de RCT radica en explorar cómo las estructuras sociales
pueden contribuir mejor a la coexistencia pacífica.
La teoría relacional toma como uno de sus supuestos la
naturaleza inherentemente social de los seres humanos.[5] Basado en la creencia
de que los individuos están socialmente constituidos por relaciones, RCT busca
comprender la complejidad detrás de la formación de relaciones. La teoría
propone que nuestra naturaleza relacional nos impulsa a "crecer a través y
hacia la conexión".[6] Jean Baker Miller acuñó el término "relaciones
que fomentan el crecimiento" para representar relaciones en las que la
participación activa de todas las partes conduce al desarrollo mutuo. Estos
tipos de relaciones contribuyen a un funcionamiento saludable y floreciente. Miller
propuso que las 'relaciones que fomentan el crecimiento' abarcan cinco
atributos esenciales, o las 'Cinco cosas buenas', que se enumeran a
continuación:
1. Sentido de
entusiasmo o energía
2.Mayor
sentido del valor
3. Claridad:
Mayor conocimiento de uno mismo y de la otra persona en la relación.
4.Productividad:
Habilidad y motivación para actuar tanto en la relación como fuera de ella.
5. Deseo de más
Conexión: En reacción a la satisfacción de la experiencia relacional[7]
RCT
sostiene que "crecemos hacia una mayor capacidad de respeto, teniendo un
impacto en el otro y estando abiertos a ser cambiados por el otro" en el
desarrollo de este tipo de relaciones.[8] Las relaciones que fomentan el
crecimiento requieren reciprocidad, que describe el proceso participativo
compartido de las relaciones, en lugar de denotar semejanza o igualdad entre
los pueblos. [9] Reconoce la realidad de la diversidad y la inevitabilidad de
las diferencias de poder, al tiempo que describe un camino no solo hacia una
coexistencia saludable, sino también hacia el empoderamiento mutuo.
La importancia de este concepto de reciprocidad radica en
la convicción de que su ausencia da como resultado el desarrollo de problemas
psicológicos y contribuye al surgimiento de conflictos violentos. [10] RCT
afirma que las experiencias de desconexión que interrumpen o niegan nuestra
naturaleza inherentemente relacional contribuyen en gran medida a un estado de
sufrimiento humano. Alternativamente, las experiencias que respaldan nuestro
impulso hacia la conexión conducen a un mayor comportamiento prosocial. Esta
idea de reciprocidad tiene muchas implicaciones para la transformación de
conflictos, como la necesidad vital de una reconexión saludable.
Soporte de neurociencia
El desarrollo de la neurociencia ha ayudado a respaldar
el adagio común de RCT: lo personal es político. "Los datos
neurocientíficos están demostrando que el cerebro crece en conexión, que
venimos al mundo listos para conectar, y que la desconexión crea un dolor
real". el dolor, inherente a la desconexión, y el dolor físico comparten
similitudes en su experiencia biológica. Esta teoría saca a la luz las
consecuencias reales del dolor que causan la separación social y el rechazo, y
ayuda a respaldar la suposición del RCT de que la conexión no es simplemente un
deseo, sino una profunda necesidad humana.[12]
La neuroplasticidad, o plasticidad cerebral, ha
demostrado que el cerebro humano no es un órgano estático, sino que cambia a lo
largo de la vida. Este descubrimiento da esperanza sobre la capacidad de cambio
de los individuos y las sociedades en su conjunto.[13] La neuroplasticidad
tiene implicaciones positivas para las teorías ya existentes. Por ejemplo, la
teoría del apego describe la importancia de una relación saludable y segura
entre el cuidador y el bebé para el desarrollo social y emocional, incluida la
capacidad empática, del bebé. Aunque los efectos dañinos del desarrollo
permanecen en ausencia de tal relación, la neuroplasticidad sugiere la
posibilidad de curar el daño causado y, por lo tanto, revitalizar la capacidad
empática después de esta etapa temprana de desarrollo.[14] La perspectiva de
desarrollar empatía más adelante en la vida es crucial para RCT porque sostiene
que la empatía mutua es necesaria para la existencia de "relaciones que
fomentan el crecimiento". Toda persona, entonces, tiene la capacidad de
mejorar sus posibilidades empáticas y, por tanto, potencial para experimentar
relaciones saludables.
Empatía Mutua
La empatía mutua se describe como una "apertura a
ser afectado y afectar a otra persona". [15] Este proceso relacional
involucra aspectos tanto emocionales como racionales. Se considera que el
elemento de respeto desempeña un papel fundamental en el fomento de la empatía
mutua. Los cuatro componentes principales de la empatía incluyen:
1. La capacidad
de respuesta emocional.
2. La
capacidad mental para tomar la perspectiva del otro.
3. La
capacidad de regular las emociones.
4. El nivel de conciencia de uno mismo y de los
demás[16]
Los teóricos relacionales enfatizan la necesidad de
comprender que, así como la desconexión es inevitable en las relaciones,
experimentar el fracaso empático es inevitable. Sin embargo, el fracaso
empático puede conducir a una gran reconexión si están presentes la conciencia,
la confianza y la autenticidad. [17] Tener comprensión empática no implica sólo
tener emociones positivas, sino comprometerse con una comprensión más plena de
la experiencia propia y ajena.[18] El otro es visto como un ser completo y dinámico,
en lugar de estar definido por un solo atributo o acción.
Varias
estrategias se han empleado cada vez más en los esfuerzos terapéuticos y de
transformación de conflictos para enseñar y mejorar la empatía. Las habilidades
se pueden enseñar a nivel cognitivo, como la escucha activa, la paráfrasis y la
articulación adecuada de los sentimientos. Se pueden emplear actividades como
la dramatización, el juego de roles, la auto-presentación y el juego imitativo
para desarrollar la experiencia afectiva de los individuos en relación con los
demás. También hay una exploración creciente del uso del arte en el cultivo de
la empatía entre los pueblos.[19]
La terapia de
movimiento de baile (DMT) ilustra un ejemplo de una intervención de fomento de
la empatía. DMT a menudo utiliza actividades de espejo, con el objetivo de
aumentar la conciencia corporal de uno mismo y de los demás y contribuir a la
construcción de la empatía a través de un modo de interacción no verbal. David
Harris, practicante de DMT, ha mostrado las posibilidades de utilizar este tipo
de intervención en contextos de construcción de paz a través de su innovador
programa con ex niños soldados en Sierra Leona. Harris utilizó DMT para
reconstruir la capacidad empática en los excombatientes para promover su
curación personal y ayudar en su reconciliación general con la comunidad
local.[20]
Otro ejemplo de una intervención centrada en generar
empatía es el diálogo intergrupal. Los procesos de diálogo entre grupos se
utilizan, cada vez más, con poblaciones de jóvenes, para aumentar la empatía
por las diferencias y, al mismo tiempo, centrar la atención en los puntos en
común del grupo para aumentar la conexión y la unidad general del grupo. Por
ejemplo, Seeds of Peace es una organización sin fines de lucro que reúne a
líderes jóvenes de áreas de conflicto en campamentos intensivos que promueven
el diálogo y la construcción de relaciones para mejorar la coexistencia futura.[21]
La empatía permite interacciones más efectivas y
sostenidas entre personas e instituciones. La mejora de la empatía social
podría mejorar en gran medida los esfuerzos de transformación de conflictos, ya
que brinda la "capacidad de comprender a las personas al entrar en sus
situaciones de manera que revelen las desigualdades y disparidades y luego
actuar para efectuar el cambio social".[22] Los teóricos relacionales
también señalan el potencial de infundir un sentido de empatía en la elaboración
de políticas y programas sociales, fomentando una mayor tolerancia por las
diferencias y mejorando la consideración del 'otro' en la toma de
decisiones.[23]
Paradigma
del yo separado y lo relacional
Los teóricos relacionales buscan desafiar el paradigma
del yo separado incrustado en los valores políticos y sociales, que se
encuentran predominantemente en Occidente. Este paradigma considera a los
individuos como seres autónomos y socialmente aislados. La autonomía, desde la
perspectiva del yo separado, se equipara con la independencia completa. La
fuerza personal es congruente con la autosuficiencia. La creencia en el egoísmo
y la separación humanas inherentes conduce a la aceptación de un comportamiento
hipercompetitivo y a un énfasis excesivo en el autodesarrollo.[24]
RCT destaca la disputa entre este paradigma del yo
separado y su suposición rectora de nuestra naturaleza relacional inherente. La
teoría considera errónea la visión tradicional del desarrollo de que los
humanos pasan de la dependencia total como bebés a la independencia total en la
edad adulta.[25] En lugar de avanzar hacia la independencia total, RCT define
la autonomía desde una perspectiva relacional, lo que permite el desarrollo
simultáneo de uno mismo y el desarrollo en relación con los demás. Reconoce que
incluso en la edad adulta, las relaciones moldean a los seres humanos.
Los teóricos relacionales contrarrestan el argumento
común de que el reconocimiento de la interdependencia humana implica un
sacrificio a la agencia individual. Jennifer Nedelsky afirma: "Acepto la
noción del valor único e infinito de cada individuo, y el valor de la
interioridad, y el valor de la capacidad de los individuos para dar forma a sus
propias vidas. Pero rechazo las variantes liberales de estos valores que fallan
en ver el papel central que juega la relación en cada uno de ellos". [26]
Se considera que la demonización de la interdependencia dentro de un paradigma
de yo separado limita en gran medida el funcionamiento saludable de los
individuos y grupos de personas que operan bajo sistemas que propagan la
desconexión. [ 27] El concepto de autonomía relacional permite la necesidad
simultánea de uno mismo y de los demás. La autonomía, cuando se concibe
relacionalmente, permite nombrar relaciones no mutuas y fomenta la búsqueda de
la transformación tanto a nivel individual como social.
Implicaciones
sociales del desarrollo de la teoría
RCT ha resaltado la importancia de que los teóricos, en
todas las disciplinas, se mantengan conscientes de cómo el desarrollo de sus
ideas puede, aunque inconscientemente, corroborar y sostener las diferencias de
poder normalizadas.
Los valores del yo separado se han infundido en las
teorías de la psicología humana. Tradicionalmente, las teorías del desarrollo
psicológico han perpetuado aún más las estratificaciones de poder nocivas al
individualizar los problemas. RCT sugiere que 'patologizar' a los individuos
debido a la debilidad y la impotencia desvía la atención de las condiciones
sociales generales que sustentan el desarrollo de problemas psicológicos. Las
relaciones de opresión institucionalizadas dentro de una sociedad tienen un
impacto directo en las relaciones interpersonales entre sus miembros.[28]
RCT busca ampliar la teoría psicológica al ir más allá de
su enfoque en la intervención individual, que en gran medida ha resultado en
tratamientos superficiales que ignoran las causas fundamentales de la
perturbación. Un cambio al pensamiento relacional permite un análisis más
profundo de cuándo y cómo los problemas psicológicos individuales reflejan
patrones socialmente destructivos más amplios.[29] Con esta conciencia
ampliada, los modelos de terapia comienzan a tener potencial para la
transformación social.
¿Qué pasaría si el objetivo final de la psicoterapia se
convirtiera en la creación de un espacio para la participación generalizada en
"relaciones que fomenten el crecimiento"? RCT nos guía para ver el
tratamiento más allá del alivio de los síntomas individuales, hacia la
promoción de la reconexión con los demás. La reconexión se hace posible
mediante la transformación de las condiciones sociales causantes del dolor y la
desconexión individual.
Dominación
/ Subordinación
“La autonomía de todos no puede ser una autonomía de
independencia y control.”[30]
Los teóricos relacionales argumentan que la ilusión de la
autonomía independiente fomenta un entorno en el que las relaciones
caracterizadas por la dominación y la subordinación pueden tener lugar, e
incluso se fomentan. Los sistemas dominantes-subordinados siempre presentes en
todo el mundo, caracterizados por desigualdades políticas y culturales, tienen
un impacto significativo en el funcionamiento y el florecimiento humano en
general. Los mecanismos utilizados por los grupos dominantes para marginar a
otros implican la desconexión y el desempoderamiento.[31] Los conceptos RCT de
aislamiento condenado y la paradoja relacional central resaltan las
complejidades de estas relaciones injustas en curso.
El aislamiento condenado describe la "experiencia de
aislamiento y soledad que deja a uno sintiéndose excluido de la comunidad
humana. Uno se siente solo, inmovilizado con respecto a la reconexión y
culpable de este estado". [32] La vergüenza y el aislamiento son
herramientas utilizadas por los grupos dominantes para mantener un estatus
privilegiado e indiscutible. La experiencia condenada conduce a la
interiorización de las creencias dominantes. Las personas marginadas adoptan
sentimientos de indignidad, lo que lleva a un mayor alejamiento de la sociedad
en general e incluso entre sí.[33] Este ciclo de degradación impuesta y
autodegradación sirve a los intereses del grupo dominante y, a menudo, es un
proceso poco reconocido.
La paradoja relacional central de RCT ilumina aún más el
estado arraigado de un individuo o grupo de personas subordinadas a medida que
adoptan estrategias de desconexión por una necesidad de autoprotección.
"Frente a las desconexiones repetidas, las personas
anhelan aún más la relación, pero su miedo a comprometerse con los demás lleva
a mantener aspectos de su experiencia fuera de conexión. El individuo se altera
a sí mismo para encajar con las expectativas y los deseos del otro. persona, y
en el proceso, la relación misma pierde autenticidad y reciprocidad,
convirtiéndose en otra fuente de desconexión.”[34]
Lejos de prosperar en relaciones que fomentan el
crecimiento, la existencia subordinada consiste en aprender a sobrevivir
simplemente dentro de una relación opresiva. La participación en relaciones no
auténticas para sobrevivir socava cualquier sentido de autonomía. Aquellos que
han sido reprimidos carecen de oportunidades para desarrollar habilidades que
permitan la autonomía.[35]
Se dan oportunidades para desarrollar la autonomía a
aquellos dentro del grupo dominante. La ilusión de autosuficiencia atribuye su
éxito a los atributos individuales, relegando a los del grupo subordinado a la
identidad prescrita de individuos dependientes y débiles.[36] Irónicamente,
gran parte de la dependencia es consecuencia de la eliminación intencional de
la agencia. La adopción de una lente relacional expone las desigualdades
sistémicas que configuran estas imágenes relacionales fijas. RCT describe las
imágenes relacionales como las expectativas y los miedos que hemos formado en
nuestra mente en función de nuestras experiencias pasadas en las relaciones:
"A medida que desarrollamos estas imágenes, también
estamos creando un conjunto de creencias acerca de por qué las relaciones son
como son. Las imágenes relacionales determinan las expectativas no solo sobre
lo que ocurrirá en las relaciones, sino también sobre el sentido total de una
persona sobre sí misma. se convierten en los marcos inconscientes mediante los
cuales determinamos quiénes somos, qué podemos hacer y cuánto
valemos".[37]
Así como el aislamiento y la vergüenza mantienen al
subordinado en una posición inferior, la socialización conduce a la
ambivalencia, la negación y la creencia incuestionable en la meritocracia entre
los miembros del grupo dominante. Esto describe la presencia de lo que RCT
denomina 'imágenes controladoras', en las que la objetivación de los pueblos
marginados se arraiga psicológicamente tanto en los grupos dominantes como en
los subordinados. [38] Este estado de desigualdad entre los pueblos da lugar a
la existencia de muchos conflictos intratables. Además, la persistente falta de
reciprocidad y desconexión experimentada tiene un impacto intergeneracional
desmoralizador. La pregunta que podrían plantearse los teóricos relacionales
sería, dado el predominio de la jerarquía en nuestras sociedades humanas, ¿cómo
podrían estructurarse las relaciones para hacer de la autonomía una experiencia
colectiva compartida por todos?[39]
Resistencia y Transformación
Avanzar hacia la resistencia y la transformación requiere
superar las estrategias de vergüenza y aislamiento empleadas por los opresores.
La resistencia y la transformación en sistemas opresivos requiere esfuerzos
sostenidos y estratégicos para desafiar las normas y estructuras sociales que
degradan los valores relacionales. A continuación, hay una lista de estrategias
iniciales para la resistencia que sugieren un medio para escapar de la
vergüenza y el aislamiento y un camino hacia la transformación:
1. Nombrar el problema y darse cuenta de quién hace las
reglas
2. Quejarse
3. Reclamar fuerza
4. Desarrollo de comunidades de resiliencia y coraje[40]
Una de las formas más poderosas de resistir y transformar
la desconexión es nombrarla. El aumento de la conciencia de los patrones e
imágenes relacionales permite a las personas imaginar patrones e imágenes
alternativos que les sirvan mejor.
Quejarse permite que aquellos en relaciones injustas las
denuncien y busquen el cambio.
El tercer paso implica comunicar los beneficios
compartidos de avanzar hacia un sistema que promueva valores relacionales, lo
que implica el cambio de actitudes.
Finalmente, especialmente en culturas de violencia
persistente, tener una comunidad o sistema de apoyo es crucial para fortalecer
la resiliencia y el coraje que demanda el proceso de resistencia y
transformación.[41]
Una forma de desactivar la ventaja de poder del grupo
dominante del aislamiento y la vergüenza es a través de la resistencia de la
comunidad. Se puede extraer un enorme poder de la acción grupal concertada.
A medida que las personas abandonan las estrategias
aisladas de autoprotección para participar constructivamente como un grupo
colectivo, es de igual importancia que el grupo mantenga la atención plena en
acción. El objetivo de avanzar hacia una relación de poder marcada por la
reciprocidad debe seguir siendo central. De esta manera, el grupo que resiste
no está intentando desempoderar al grupo dominante, sino más bien desempoderar
los valores no relacionales que socavan la reciprocidad y la agencia.[42] Esta
atención plena requiere la práctica de la empatía y la voluntad de reconectarse
incluso con aquellos que han sido una fuente de desconexión y
desempoderamiento. El cambio auténtico requiere que todas las partes estén
eventualmente abiertas al movimiento relacional.
Movimiento
relacional y Librar un buen conflicto
RCT sugiere que las relaciones no son estáticas, sino de
naturaleza muy dinámica. Las relaciones saludables se mueven naturalmente a lo
largo de un continuo entre la conexión y la desconexión a lo largo de su
existencia. Aunque los humanos desean la conexión, los momentos de desconexión
causan miedo y vulnerabilidad cuando no se nombran. A menudo se activa un
mecanismo de defensa interno para protegerse, lo que conduce a una desconexión
aún mayor. Este miedo crea una tensión con nuestro deseo de reconexión. A
medida que maduran las relaciones, cada parte puede desarrollar su propia
conciencia. Con una mayor conciencia, las partes se vuelven más atentas y
receptivas al movimiento de la relación y se mejora la confianza en la
relación. Los momentos de desconexión se vuelven menos una experiencia de
inseguridad, y más bien una oportunidad para fortalecer la relación en el
trabajo hacia la reconexión.[43]
Comprender que la desconexión es natural e inevitable se
corresponde con la idea compartida entre los teóricos del conflicto de que el
conflicto no solo es inevitable, sino también una oportunidad de
crecimiento.[44] La connotación negativa que a menudo se asocia con el
conflicto se debe en gran medida a las consecuencias destructivas que se ven y
se experimentan como resultado de un conflicto reprimido. Hay, sin embargo, una
manera constructiva de 'librar un buen conflicto'.[45] "La desconexión y
el conflicto no deben confundirse con fallas u obstáculos para la
reconciliación, sino que deben reconocerse como posibles vías para transformar
la incomprensión en empatía y construir puentes entre extraños y enemigos a
través de la lucha relacional colectiva".[46]
Implicaciones para la consolidacion de la paz
La globalización cada vez mayor que marca nuestro tiempo
en la historia trae consigo un gran potencial para el cambio en la conciencia y
la dinámica relacional, junto con un gran peligro de perpetuar relaciones no
auténticas y no mutuas. A medida que nuestras relaciones sociales se extienden
más, el grupo de personas en las que interactuamos se vuelve no solo más
grande, sino también cada vez más diverso. La necesidad de estrategias de
coexistencia y conexión mutua se ha vuelto más esencial para el bienestar y el
crecimiento final de la raza humana.[47] El papel que juega la desconexión en
los conflictos en todo el mundo, tanto dentro como fuera de las fronteras, debe
estar al frente de la conciencia. Tanto los teóricos relacionales como los
constructores de la paz defienden la primacía de las relaciones en la vida de
los humanos. La consolidación de la paz, en esencia, tiene como objetivo
construir relaciones sostenibles y justas. Como escribió John Paul Lederach:
"La consolidación de la paz requiere una visión de
relación. Dicho sin rodeos, si no hay capacidad para imaginar el lienzo de las
relaciones mutuas y situarse uno mismo como parte de esa red histórica y en
constante evolución, la consolidación de la paz se derrumba La centralidad de
la relación proporciona el contexto y el potencial para romper con la
violencia, porque lleva a las personas a los momentos fecundos de la
imaginación moral: el espacio de reconocimiento de que, en última instancia, la
calidad de nuestra vida depende de la calidad de vida de los demás. Reconoce
que el bienestar de nuestros nietos está directamente relacionado con el
bienestar de los nietos de nuestro enemigo.”[48]
Es dentro de este espacio de imaginación moral que se
hace posible la creación de un mundo en el que la búsqueda del desarrollo no
sacrifique la conexión humana. La realidad de nuestra interdependencia global
solo puede negarse a un costo que nos afecta a todos y cada uno de nosotros.
Debemos adoptar, lo que llama Evelyn Linder, una nueva cultura global de 'individualismo
conectado'.[49] Esto implica un cambio de actitud generalizado, que requiere
mecanismos de apoyo dentro de las sociedades para promover y mejorar una nueva
cultura relacional. Incorporar una visión relacional a la formulación de
políticas, infundir el surgimiento de una cultura de derechos humanos con una
lente relacional, involucrarse en un enfoque relacional para la toma de
decisiones y la implementación de estructuras de poder, e inducir cambios
estructurales que se reflejen positivamente en las relaciones interpersonales
dentro de una cultura son todos los enfoques que podrían proporcionar este
apoyo.
Los teóricos relacionales afirman que la libertad
individual implica un sentido de responsabilidad que con mucha frecuencia puede
pasarse por alto. Adoptar una cultura de 'individualismo conectado' implicaría
un esfuerzo colectivo y coordinado de personas de todos los niveles y de todos
los orígenes para participar en una mayor responsabilidad moral.[50] La
consolidación de la paz requiere constancia. La ausencia de un cambio
inmediatamente visible no debería frustrar los esfuerzos de consolidación de la
paz, ya que los patrones de pensamiento y comportamiento están profundamente
arraigados. La intersección de RCT y los principios e intervenciones de
consolidación de la paz proporciona un espacio rico para una mayor exploración
de la investigación y estrategias de intervención concretas para avanzar.
Volviendo al adagio, 'lo personal es político', es
imperativo que las realidades psicológicas de la existencia humana ya no queden
relegadas al margen como un asunto privado. Los teóricos relacionales postulan
que negar nuestra multidimensionalidad en las interacciones públicas impide en
última instancia la presencia de 'relaciones que fomentan el crecimiento'.[51]
Nombrar la inautenticidad y la desconexión generalizadas que saturan muchas
estructuras sociales y, por lo tanto, impactan en la vida personal, es el
primer paso hacia la transformación. Imaginemos una forma en que la centralidad
de las relaciones en nuestras vidas y la realidad de la interdependencia global
ya no sirvan como impedimentos, sino como semillas para un crecimiento
sostenido y un cambio hacia la convivencia pacífica.
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Use the following to cite this article:
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